22 de noviembre de 2014

Interstellar

Endurance ingresando en un Agujero de Gusano


Vi Interstellar y tuve que dejar pasar diez días antes de escribir estas líneas.
No recuerdo una película donde la mitad del tiempo estuviese con la boca abierta y la otra mitad me dejara llorando.
Coincido con Daniel Marín (@EurekaBlog). Ante todo, es una Obra de Arte.
Y multifacética además.
Toma a la Ciencia como base para mirar las Estrellas, recurso tomado con cariño y respeto.
Mas esta película no es para ver solo con la Mente.
También es para ver con el Corazón, las Entrañas y el Alma.
Más aún: con todo lo anterior junto.



La comparo con 2001, un clásico de Stanley Kubrick con guión de Arthur C. Clarke.
Pues en una cosa las percibo similares: ambas te hacen mirar las Estrellas para mostrar un espejo de su Tiempo.
Mas fuera de eso, nada que ver...
2001 saludaba una Era Espacial que se percibía tan inminente como irreversible.
El camino para mostrarla hace casi 50 años era la Ciencia y la Ingeniería en forma pura y dura. Para eso se buscó mostrar cada escena de la forma más real posible, que cada gesto y tornillo enfocados fueran plausibles y justificados al menos conceptualmente.
Todo con una hipótesis de base mística que sacudiera las conciencias rígidas de su época.
Pero tras esa ola de entusiasmo, vino el Tsunami de Realidad que la ahogó y dejó trunca, un Sueño devaluado.
Hoy vemos 2001 y sí, tiene su magia... triste paradoja.
Porque lo que muestra con tanta exactitud, si no se queda corto es un borrador de algo a lo que no llegamos aún. Y cuando lleguemos, lo tengamos, no será así.



Interstellar es otra cosa.
Tiene Ciencia al apoyarse en las Teorías de Kip Thorne, mas no es una película científica.
Muestra ingeniería en las naves, los robots, los trajes, mas no busca que sean 100% creíbles, no induce al público a enfocarse en ese punto.
Prefiere mostrarte el Espacio.
Que es una Aventura infinita.
Tan inmensa, que la Humanidad tiene que estar a las puertas de la Muerte para encararla.
Una Aventura con incertidumbre total.
Donde estás lejos de Casa.
hay que tenerlas bien puestas.
Aunque te lleguen comunicaciones, información, estás sol@ allá lejos, poniendo el cuerpo.
Y a la vez, por información te jugás la Vida.


Cooper: por tus hij@s, todo

En Interstellar, los personajes son científicos, ingenieros... mas por sobre todas las cosas, Personas.
Padres de familia, gente con Historia, Amores, Esperanzas, Pasiones, Dolor.
Que con todo el Conocimiento y Preparación posibles, igual se equivocan, se mandan trastadas y lo pagan bien caro.
Comprometidos con sus Sueños, aunque el Mundo se venga abajo.
Capaces de soportar desgarros del Corazón al enfrentarse a vaivenes del Espacio y del Tiempo, en un heroísmo nunca reconocido y menos agradecido.
Y donde afrontando la Muerte o la Locura, se sacrifican por Amar: a un ideal, a un Sueño, a sus hij@s o a quienes los ligue su Corazón.
Entregándose ante lo que los trasciende.
Un Universo tan infinito en Belleza como en Poesía, aunque fuese cruel, incomprensible, indiferente.
Mas te enseña bien intenso a surfearlo así:

Aceptar y Dejar Ir
Confiar y Actuar
Ser Un@ con la Vida 
Oír al Corazón

...y con eso no solo navegás el Espacio Exterior: también tu Espacio Interior.


El espejo del Más Allá en una esfera enjoyada: un Agujero de Gusano


Un solo ejemplo que ni es spoiler, no es relevante en el guión.
Mas para mí da la pauta justa de que no solo comparo dos películas diferentes, sino dos cosmovisiones diferentes.
En 2001 teníamos a HAL 9000, más protagonista que los personajes humanos, única entidad todopoderosa cuya superioridad quedaba contenida con su desactivación: la lucha entre Humanos y Máquinas por el Poder de Decidir.
En Interstellar, en cambio, tenemos a TARS y a CASE, dos robots que aún con su hiperinteligencia, son compañeros de los Humanos. Incluso con sentido del humor (como cuando se saludan entre ellos).
Ante lo inmenso y tremendo del escenario, Humanos y Máquinas son pares.
Y es tan fuerte percibir que quizás las Máquinas tengan su manera de Amar, así como ellas pueden ser amadas.


Cooper y TARS sobre un mundo helado


Interstellar pone Ciencia, Asombro, Inmensidad, Sentimiento en un combo único, a todo o nada.
Mas quien la mire elige qué tomar, se suma a surfear la Aventura con la tabla que más le guste.
Aún así, igual piensa, se maravilla, siente.
Hace 50 años algo así era impensable, esta Obra hubiera sido imposible y si se hubiese hecho, incomprensible.
Lo que muestra cuánto hemos cambiado, y a pesar de todo, mejorado.
Porque la película, aparte de Aventura, de inspiración, es una Apuesta.
Apuesta a que ya estamos crecid@s.
Apuesta a que nos aceptem@s a nosotr@s mism@s.
Apuesta a que miremos al Universo, la Vida, la Belleza y la Poesía.
Ya solo por intentar esto, esta Obra de Arte merece verse.
Para mí, lo consigue.
Mas el Tiempo lo dirá.



1 comentario:

  1. Coincido, una película increíble. Y no, no exagero, cuando dogo que tal vez que faltaron más minutos para profundizar algunas cosas. Además es un homenaje constante a Clarke (junto con Kubrick) —hasta que me di cuenta que los robots, quietos, son monolitos!!!!!!—, pero hay mucho de "Voces de un mundo distante" ahí, una suerte de destello hiper-ínfimo (más bien una idea) de "El fin de la infancia" y una imagen espectacular digna de "Cita con Rama" y salida de allí...
    Y es cierto: es el lado humano de 2001.
    Gracias por la recomendación!!!!!!!!!

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