20 de marzo de 2016

(Ser) Incogible

¡Qué tema para un interblogueando!

Aquí, la versión de @Pelvica:


Incogible (léase con acento en IN y un movimiento negativo con la cabeza en BLE).

Generalmente nos interesa más a quién nos cogeríamos si pudiéramos, que quién cogería con nosotros si pudiera. Es posible que saber cuántas personas estarían interesadas en hacerlo con uno nos permitiera crear alguna forma para calcular nuestro nivel de (in)cogibilidad, si estuviéramos interesad@s en medirlo, claro.

Hay personas que se sienten cogibles porque han logrado encajar en el estereotipo de sensualidad de su época, género y sector social. Vemos diariamente en la calle hombres horribles de traje, que porque tienen tal o cual automóvil, celular o marca de ropa, se sienten material obligatorio de paja. Y vemos aún más a mujeres que siguen la moda, se matan en el gimnasio, sobreviven diariamente a base del agua que queda cuando lavan una hoja de lechuga que lamen pero nunca comen, no sea cosa que la grasa, que los rollos, que el gluten y los carbohidratos… sus cuerpos se ven justo como los que les muestra la TV, en la calle, con el sol de frente… pero la cama es otra cosa.

Cabe decir (y no lo digo literalmente por aquello de la penetración, aunque así pueda parecer al pélvico entrenado) que para mí no hay persona (hombre, mujer u otro) que sea totalmente incogible. En la circunstancia adecuada estoy convencida de que puedo percibir el erotismo interno hasta en una piedra y, consentimiento mediante, de que puedo dar y recibir placer de casi cualquiera.

Lo que te hace cogible para la sociedad, probablemente te hace incogible para mí. Porque para mí coger es descubrir al otro, el de verdad, el que hay debajo de la ropa, de los prejuicios y de los condicionamientos. Entender cómo disfruta y hacérselo hasta que me diga basta; aprender qué no disfruta, y no hacérselo nunca. Enseñarle también lo que disfruto y lo que no.

Entonces me pregunto, cuando se dice o uno se dice que alguien (o uno) es incogible... ¿Para quién? ¿Para mí, para vos, para ellos (homo o hetero), para ellas (homo o hetero), para ellos y ellas bi, pan, queer, trans? ¿Para los medios de comunicación? ¿Para el concurso Miss Universo? ¿Para algún/a ex? ¿Para algún/a candidat@ a pasajer@ de alcoba?

Incogible, ¿cuándo? Para la sociedad, cuando no encajás en el estereotipo que te corresponde, según tu género de nacimiento, tu edad, tu nivel socioeconómico y tu cultura general. Para mí, cuando no sos vos mismo e intentás ocultar tu falta de deseo sexual propio en mandatos sexuales sociales, escudándote en una supuesta superioridad porque tuviste la suerte de nacer hetero en un mundo de hetero, hombre en un mundo de hombres o malcogida en un mundo de malcogidos.

¿Cuán incogible? En una escala a crear, según la convención que acordemos. Podría ser de “te dedico tres pajas por día, con acababa y todo” a “me la baja o seca tu presencia”, por ejemplo. O el viejo y querido “no lo toco ni con un palo” a “me lo clavo con ropa y todo”. No sé, podés inventar la que más te guste y medirte interiormente como cuando eras chiquit@ y te hacían parar al lado de la pared y marcaban hasta dónde creciste.

Relajarse en que, por momentos, tod@s somos incogibles o que de forma casi definitiva lo seremos siempre para algunas personas, nos permite madurar la libido y que deje de ir a salita azul con sus compañeritos piropeador, embarazo-enganchador, calientapija y pederasta en conserva (por no decir viejo verde), para empezar por lo menos la primaria sexual.

Al final, lo peor de todo es ser incogible para un@ mism@. No poder disfrutar masturbándose es el equivalente sexual de no poder mirarse al espejo o de no poder estar solo y en silencio.

Lo único bueno de reconocerse incogible o reconocernos el costado incogible, es que nos presenta una encrucijada de sábanas interesante: o nos obliga a transitar el camino de vuelta hacia la cogibilidad, volver a encontrarnos con nosotros mismos, con lo que tenemos para ofrecer, con nuestra forma de disfrutar y con otros que puedan disfrutarnos o… nos obliga a aceptar que ya no queremos cambiar y que si eso significa que alguien (por much@s que sean) no va a querer con nosotros, estamos en paz con ello.

¿Yo incogible? ¡Jamás!
A lo sumo, de cogibilidad dudosa. Je, je.
O fluctuante.




Mi versión, publicada en su blog:





De Ser Incogible nadie quiere hablar:

es eso tremendo que hay que ocultar.

Mas en realidad pasa por no mostrar

lo bueno que tenés, y no querés Dar.



No es por tu cara, tampoco por tu cuerpo,

no tener tal o cual cosa, plata o Virtud:

pasa por algo bien dentro tuyo,

que te lleva a mantener una actitud.



Sos incogible si no te cuidás,

cuando no te querés ni te valorás.

Sos incogible si no creés en Vos,

segur@ de que tod@s huyen al ver cómo sos.



Sos incogible si en vos mucho pensás,

en tu orgullo, miedos, lo que necesitás.

Sos incogible si en otr@s solo mirás

eso que justifica lo que rechazás.



Sos incogible si nada más llorás,

cuando caricias, sonrisas, besos mendigás.

Sos incogible cuando no te soltás,

ni reís, ni jugás y menos te arriesgás.



Sos incogible si vivís como dormido,

o jurando seguir atad@ a un Amar perdido.

Sos incogible si sos alguien jodido,

anunciándoles a tod@s: “soy para el olvido”.



Sos incogible si solo importás Vos,

imponiendo a l@s demás lo que creés que sos.

Sos incogible, también, si solo te apartás,

convencid@ de nada tener que ver con nadie más.



NADIE ES INCOGIBLE, es solo una postura

para alimentar sufrimiento que así, perdura.

Aceptalo como puedas, lo decidiste Vos:

si te ves incogible es por creer que lo sos.





1 de marzo de 2016

Frases de Hada, Febrero 2016

Pies de Hada (imagen vía @Silvanagaita)


Las Hadas, en su Vuelo
parecen etéreas
mas perciben por su piel
lo que tus ojos no ven,
tus oídos no oyen
ni tu Mente entiende.

Quizá por eso, ellas aman
caminar descalzas
por la Vida y el Mundo,
dejar que su ropa
les acaricie y les cuente
lo que sabe el Aire
y transmite el Viento.

Así forman parte del Todo,
y cuando dicen una Frase de Hada
hay más que palabras:
a continuación, las de este Febrero de Año Bisiesto
para que lo descubras.



A veces simplemente déjate Amar ~

Nunca nadie cambió su Vida haciendo las cosas a medias ~

Sí el camino equivocado te mostró el correcto, era un atajo ~

Qué fea es la pobreza afectiva ~

Pobres hormonas, no son conscientes para echarles culpas ~

Quien se conforma con lo que hay siempre cree que otr@ se conforma con menos ~

Sólo me interesa saber qué estás dispuest@ a hacer para no defraudarte más ~

Cuanto más pensamos, menos sucede ~

Pon lo que tienes a trabajar por lo que quieres ~

Conjuga todos los Verbos ~

A mayor desconocimiento de un@ mism@, mayor la angustia ~

Todo es vínculo, nada es vinculante ~

Después de lo malo, viene lo Nuestro ~

Voluntad sin Acción, resta ~

Ser feliz es una cuestión de actitud: elegir constantemente dónde querés estar y con quién ~

Lo que no se aprecia, se desprecia ~

Quietud en la mente ~

Sufrir es innecesario ~

Conoce el llanto y el canto ~

Me preocupa el Calentamiento Global y el Enfriamiento de los Corazones ~

Escuchás a corazón abierto y adelantás un montón de casilleros ~

Empezá a ser sincer@ con vos y a ser flexible en lo cotidiano, te sorprenderás de la de la Vida ~

Nuestra naturaleza es la expansión ~

Te acaricia el Silencio con su lenguaje secreto ~

La diferencia entre el egoísmo y el amor propio es que cuando te ves sólo a ti, te quedas sol@ ~

No me mires con ojos de ayeres, pues ya no estoy allí ~

La mejor máquina de Volar que existe para mí, es la risa ~

Hasta ahora no conocí mejor modo de superar mis muertes que poniéndome a Vivir ~

La Vida es apostarle a lo que quieras ~



Gracias a Todas, Siempre


29 de febrero de 2016

SINGULARIDADES




En 2009, hace cinco años, en la Revista Próxima Nº 9 publiqué un ensayo llamado SINGULARIDADES.
En él, se exploraba la posibilidad de lo que hoy llamamos Singularidad Tecnológica o Singularidad a secas, tomándola como trampolín para explorar si había algo más allá.

Si querés leer la obra original, la tenés aquí.

A continuación, una versión online más actualizada, segmentada en capítulos:


SINGULARIDADES 1: La Singularidad Tecnológica

SINGULARIDADES 2: La Singularidad Humana






Este tema recién nace, y promete ser inagotable. Cada detalle se ramifica en conceptos e ideas que se multiplican según pasa el tiempo, en relaciones muchas veces sorprendentes, y en especial inesperadas.
¿El desafío de este ensayo? Actualizarlo todo lo posible. Desarrollarlo de manera que termine siendo un cúmulo de puertas abiertas, de trampolines de ideas. Mas la mirada de su autor no alcanza para abarcar un escenario tan vasto, con innumerables derivaciones.

Por eso, también importa tu mirar: en cada capítulo podés dejar comentarios, en una conversación que veremos hasta dónde llegará.

Gracias por Estar aquí, leyendo.

Gracias por Participar, escribiendo.

Y sobre todo, que lo disfrutes.




SINGULARIDADES 6: Conclusiones Finales y Referencias



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Todo este desarrollo que acabás de leer, considera que las Singularidades no solo son inevitables, sino que se encuentran a punto de presentarse a nuestros ojos. Pero esto puede no ser así.
La cuna de la Singularidad Tecnológica, de Internet y la Singularidad Humana que puede posibilitar, hoy es el mundo desarrollado: Estados Unidos, Europa, Japón. Desde hace quince años al menos, este mundo desarrollado está en crisis sucesiva, algunos dicen que acelerada. Y unos pocos tienen la osadía de mencionar la palabra decadencia.
Al mismo tiempo, nos encontramos al borde de una crisis general de recursos, aunque ahora en 2016 los precios del petróleo han caído y las multinacionales mineras temen quebrar, pues extraer minerales ya no parece rentable.
Sigue existiendo una escasez creciente de minerales raros pero vitales, la degradación acelerada de tierras de cultivo.
Y por sobre todas las cosas, reina una falta total de estabilidad económica que brinde tranquilidad. Que repercute en resonancia con las crisis políticas que se desatan periódicamente.
Los Mercados Financieros siguen moviéndose como si buscaran su Singularidad, mas esa gesta ya se comió la estabilidad socioeconómica de las naciones, y ahora se paga con inflación y desempleo.
Súmese a esto el Cambio Climático, pero también el cambio económico, político y social que todas estas variables están potenciando y provocando.
Las Singularidades, aún no nacidas, corren contra el tiempo. Si nuestra Civilización no consigue contener las cuestiones mencionadas (¡y muchas más!) antes de su nacimiento, posiblemente no las veamos jamás. Una palabra cada vez más repetida respecto a nuestra situación, aunque se busque mencionarla poco, es colapso. Si nuestra Civilización sufriera un colapso de cualquier tipo (económico, energético, ecológico, alimentario, médico, político, incluso una guerra nuclear a diversa escala) podría enfrentarse a un derrumbe catastrófico que haría inevitable su desaparición.

Por supuesto, está la posibilidad de que estemos frente a un estadio temporal. Aún si el mundo desarrollado dejara de serlo, con potencias como China, India, quizá Brasil la Humanidad seguiría adelante, en todo caso las Singularidades se retrasarían debido a los cambios. Lo mismo se podría aplicar frente a todas las otras dificultades, posiblemente resueltas de maneras aún no imaginadas.
Pero también pueden existir límites. Por ejemplo, no sabemos si las máquinas inteligentes son posibles realmente, menos aún las máquinas superinteligentes. Creemos que sí en función de proyecciones de nuestros desarrollos actuales, que hasta ahora no se han topado con barreras infranqueables. Quizá haya un límite a la complejidad de diseño, o no se pueda comprender al cerebro humano tanto como esperamos o necesitemos, y la creación de esas entidades se nos escape siempre de las manos. Puede existir un límite a la complejidad de comunicación que Internet pueda brindar, y la Conciencia Global (con su Singularidad Humana) apenas llegue a un tosco borrador parcial, sin aspirar ni lograr todo lo que podamos imaginar para ella.
No nos podemos olvidar de la posible aparición de elementos o procesos imprevisibles, no considerados, que echen por tierra todas nuestras proyecciones. En su primera década, el siglo XXI nos dio muchas pruebas de ello: la crisis del 2001 en Argentina, el atentado a las Torres Gemelas, la crisis financiera global, la crisis energética, el huracán Katrina y los tsunamis, revueltas violentas en Europa, la crisis política en el mundo árabe, el terrorismo y la crisis de refugiados y la lista parece no terminar…
Incluso existe la estremecedora posibilidad de que lleguemos al estadio de Singularidad, y que termine siendo sinónimo de colapso, por razones que no entenderemos hasta que las suframos. O al revés: que lo que llamamos Singularidad termine siendo otra cosa y nada volcado en todas estas páginas sea válido, siquiera útil.

Aún así, en cualquier caso, ya sea positivo, negativo o neutro, hay una realidad, aquí, ahora.
Sucedan todos estos hechos o no, nos afectarán a nosotros. No es algo para nuestros hijos, nietos o bisnietos, de manera que podamos decir “ya se las arreglarán”.
Todo lo que hagamos al respecto, y no hagamos al respecto, repercutirá por más pequeño que sea en el proceso total y el feedback nos lanzará el resultado en nuestra propia cara. No hay escapatoria, ni apelación ante ningún Juez. De nada servirá mirar hacia otro lado, o negarse siquiera a ver. Lo mismo para actuar, y para hacerse cargo.
Solo estamos nosotros mismos.
Y de nosotros depende.


© Jorge Korzan



REFERENCIAS

Sobre Singularidad Tecnológica y Raymond Kurzweil:



Sobre Kevin Kelly y su visión de Internet:

Obras de Ciencia Ficción consideradas:

La Edad de Oro, de John C. Wright
publicada en tres tomos en español:
La Edad de Oro
Fénix Exultante
La Trascendencia Dorada

El Río de los Dioses, de Ian McDonald

Ciudad Permutación y Diáspora, de Greg Egan
y otras obras del mismo autor:
Aprendiendo a ser Yo (cuento)
Alfombras de Wang (relato)
Oceanico, compilación
(en particular las novelas cortas Oráculo y Singleton)



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