<<< INDICE
Todo este desarrollo que acabás de leer, considera que las
Singularidades no solo son inevitables, sino que se encuentran a punto de
presentarse a nuestros ojos. Pero esto puede no ser así.
La cuna de la Singularidad Tecnológica, de Internet y la Singularidad Humana que puede posibilitar, hoy es el mundo desarrollado: Estados
Unidos, Europa, Japón. Desde hace quince años al menos, este mundo
desarrollado está en crisis sucesiva, algunos dicen que acelerada. Y unos
pocos tienen la osadía de mencionar la palabra decadencia.
Al mismo tiempo, nos encontramos al borde de una crisis general de
recursos, aunque ahora en 2016 los precios del petróleo han caído y las multinacionales mineras temen quebrar, pues extraer minerales ya no parece rentable.
Sigue existiendo una escasez creciente de minerales raros pero vitales, la degradación acelerada de tierras de cultivo.
Y por sobre todas las cosas, reina una falta total de estabilidad económica que brinde tranquilidad. Que repercute en resonancia con las crisis políticas que se desatan periódicamente.
Los Mercados Financieros siguen moviéndose como si buscaran su Singularidad, mas esa gesta ya se comió la estabilidad socioeconómica de las naciones, y ahora se paga con inflación y desempleo.
Súmese a esto el Cambio Climático, pero también el cambio económico, político y social que todas estas variables están potenciando y provocando.
Las Singularidades, aún no nacidas, corren contra el tiempo. Si nuestra Civilización no consigue contener las cuestiones mencionadas (¡y muchas más!) antes de su nacimiento, posiblemente no las veamos jamás. Una palabra cada vez más repetida respecto a nuestra situación, aunque se busque mencionarla poco, es colapso. Si nuestra Civilización sufriera un colapso de cualquier tipo (económico, energético, ecológico, alimentario, médico, político, incluso una guerra nuclear a diversa escala) podría enfrentarse a un derrumbe catastrófico que haría inevitable su desaparición.
Sigue existiendo una escasez creciente de minerales raros pero vitales, la degradación acelerada de tierras de cultivo.
Y por sobre todas las cosas, reina una falta total de estabilidad económica que brinde tranquilidad. Que repercute en resonancia con las crisis políticas que se desatan periódicamente.
Los Mercados Financieros siguen moviéndose como si buscaran su Singularidad, mas esa gesta ya se comió la estabilidad socioeconómica de las naciones, y ahora se paga con inflación y desempleo.
Súmese a esto el Cambio Climático, pero también el cambio económico, político y social que todas estas variables están potenciando y provocando.
Las Singularidades, aún no nacidas, corren contra el tiempo. Si nuestra Civilización no consigue contener las cuestiones mencionadas (¡y muchas más!) antes de su nacimiento, posiblemente no las veamos jamás. Una palabra cada vez más repetida respecto a nuestra situación, aunque se busque mencionarla poco, es colapso. Si nuestra Civilización sufriera un colapso de cualquier tipo (económico, energético, ecológico, alimentario, médico, político, incluso una guerra nuclear a diversa escala) podría enfrentarse a un derrumbe catastrófico que haría inevitable su desaparición.
Por supuesto, está la posibilidad de que estemos frente a un estadio
temporal. Aún si el mundo desarrollado dejara de serlo, con potencias como
China, India, quizá Brasil la Humanidad seguiría adelante, en todo caso las
Singularidades se retrasarían debido a los cambios. Lo mismo se podría aplicar
frente a todas las otras dificultades, posiblemente resueltas de maneras aún no
imaginadas.
Pero también pueden existir límites. Por ejemplo, no sabemos si
las máquinas inteligentes son posibles realmente, menos aún las máquinas superinteligentes. Creemos que sí en función de proyecciones de nuestros
desarrollos actuales, que hasta ahora no se han topado con barreras
infranqueables. Quizá haya un límite a la complejidad de diseño, o no se
pueda comprender al cerebro humano tanto como esperamos o necesitemos, y la
creación de esas entidades se nos escape siempre de las manos. Puede existir un
límite a la complejidad de comunicación que Internet pueda brindar, y la
Conciencia Global (con su Singularidad Humana) apenas llegue a un tosco
borrador parcial, sin aspirar ni lograr todo lo que podamos imaginar para ella.
No nos podemos olvidar de la posible aparición de elementos o
procesos imprevisibles, no considerados, que echen por tierra todas
nuestras proyecciones. En su primera década, el siglo XXI nos dio muchas
pruebas de ello: la crisis del 2001 en Argentina, el atentado a las Torres
Gemelas, la crisis financiera global, la crisis energética, el huracán Katrina
y los tsunamis, revueltas violentas en Europa, la crisis política en
el mundo árabe, el terrorismo y la crisis de refugiados y la lista parece no terminar…
Incluso existe la estremecedora posibilidad de que lleguemos al estadio de
Singularidad, y que termine siendo sinónimo de colapso, por
razones que no entenderemos hasta que las suframos. O al revés: que lo que
llamamos Singularidad termine siendo otra cosa y nada volcado en
todas estas páginas sea válido, siquiera útil.
Aún así, en cualquier caso, ya sea positivo, negativo o neutro, hay
una realidad, aquí, ahora.
Sucedan todos estos hechos o no, nos afectarán a nosotros. No es algo para nuestros hijos, nietos o bisnietos, de manera que podamos decir “ya se las arreglarán”.
Todo lo que hagamos al respecto, y no hagamos al respecto, repercutirá por más pequeño que sea en el proceso total y el feedback nos lanzará el resultado en nuestra propia cara. No hay escapatoria, ni apelación ante ningún Juez. De nada servirá mirar hacia otro lado, o negarse siquiera a ver. Lo mismo para actuar, y para hacerse cargo.
Sucedan todos estos hechos o no, nos afectarán a nosotros. No es algo para nuestros hijos, nietos o bisnietos, de manera que podamos decir “ya se las arreglarán”.
Todo lo que hagamos al respecto, y no hagamos al respecto, repercutirá por más pequeño que sea en el proceso total y el feedback nos lanzará el resultado en nuestra propia cara. No hay escapatoria, ni apelación ante ningún Juez. De nada servirá mirar hacia otro lado, o negarse siquiera a ver. Lo mismo para actuar, y para hacerse cargo.
Solo estamos nosotros mismos.
Y de nosotros depende.
© Jorge Korzan
REFERENCIAS
Sobre Kevin Kelly y su visión de Internet:
Obras de Ciencia Ficción consideradas:
La Edad de Oro, de John C. Wright
publicada en tres tomos en español:
La Edad de Oro
Fénix Exultante
La Trascendencia Dorada
El Río de los Dioses, de Ian McDonald
publicada en tres tomos en español:
La Edad de Oro
Fénix Exultante
La Trascendencia Dorada
El Río de los Dioses, de Ian McDonald
Ciudad Permutación y Diáspora, de Greg Egan
y otras obras del mismo autor:
Aprendiendo a ser Yo (cuento)
Alfombras de Wang (relato)
y otras obras del mismo autor:
Aprendiendo a ser Yo (cuento)
Alfombras de Wang (relato)
Oceanico, compilación
(en particular las novelas cortas Oráculo y Singleton)
No hay comentarios:
Publicar un comentario