17 de abril de 2012

Vivir en un Holodeck, o el Futuro Sedentario

"SimuHouse" generando un entorno de parque al aire libre

En el Futuro dinámico y precario hacia el cual parece que vamos, habrá dos tendencias sociales polarizadas, extremos muy marcados. Por un lado tenemos los nómadas, tendencia que explora este blog. Del otro lado, los sedentarios.
Jacques Attali, en su "Diccionario del Siglo XXI" advierte de una tendencia llamada cocooning: el encapsularse en casa sin salir al exterior, pero manteniéndose en contacto con él mediante tecnología informática y de comunicaciones. Una postura psicológica de repliegue, de autocontención ante lo imprevisible y peligroso del afuera, algo que hoy se vive en muchas partes urbanas del planeta y que en Argentina se denomina como inseguridad.
En el siguiente video vemos un momento cotidiano de una urbanita sedentaria en su cocooning, en alguna parte de alguna ciudad. Sin salir de su casa, simula estar en un parque, comprar en un shopping, hablar cara a cara con una amiga en otro continente, etc. El entorno no es muy distinto del holodeck conocido por los fans de Star Trek, o el descrito por Kevin O´Donell Jr. en la novela ORA:CLE de 1983. Por supuesto, a veces hay fallas, puede pasar que el sistema se cuelgue...


Para ver más grande: "Golden Age - Somewhere" en VIMEO

Con el avance de la nanotecnología, nuevos desarrollos de materiales, etc. no sería raro suponer prototipos modestos de un concepto como este para 2015 o 2020, y que para la década del 2030 se vuelva un boom entre los sedentarios. Mercado seguro habrá, pues muchos sedentarios de mañana son las personas de mediana edad de hoy. En el Futuro el promedio de edad general será más alto que ahora (tema para ver en otro artículo), y para la gente mayor un entorno como éste es tan cómodo como agradable.
Por supuesto, esta maravilla se puede ver de otro modo. Desde una perspectiva extrema nómada, es una hiperjaula de oro, un útero permanente fuera del cual uno se encuentra infinitamente vulnerable, y una situación bastante triste.
¿A vos qué te parece?

9 de abril de 2012

Vivimos en el sistema Tierra-Luna

Hoy que es común y esta bien visto hacer eco de Greenpeace y el ambientalismo y la ecología, va esta mirada nómada a un concepto que se propaga como meme en diversas frases hechas, del tipo "la Tierra es única", "solo tenemos esta Tierra", "somos parte de la Tierra" y similares.
No vivimos en la Tierra, sino en el sistema Tierra-Luna:
La Luna, vista desde la Estación Espacial Internacional

La Tierra no sería para nada la misma sin la Luna, y la vida en la Tierra, de la que nosotros somos parte, al menos con las mareas oceánicas es influída por ella en forma directa e indirecta. 
La Luna ha sido barrera para innumerables asteroides que, en el remoto pasado, podían haber dejado a la Tierra estéril para la Vida. Y lo sigue siendo.
Solo por los dos párrafos anteriores puede decirse que hay una apreciación inexacta de dónde todos estamos paradosPero aquí tenemos algo un poco más profundo y sutil.
Cuando decimos que solo tenemos esta Tierra, estamos inconscientemente negando todo lo ajeno a ella, vale decir, la Luna. Como si no tuviese nada que ver con nosotros, lo cual es falso. O que es inalcanzable, lo cual también es falso desde 1969:
Foto de la misión Apolo 17 (1972) vía Wikipedia

Repitiendo y propagando conceptos como si fuesen mantras vamos a un razonamiento degradado. En este caso particular, al menos en dos sentidos: 

  • nos dejamos acotar en un escenario limitado
  • negamos nuestras propias capacidades y logros del pasado, volviéndonos a acotar en una perspectiva limitante

Desde una mirada nómada, en esas condiciones nos volvemos sedentarios y pasivos, resignados, depresivos y dependientes de soluciones externas a nosotros. Justamente en una época de crisis con incertidumbre en aumento, donde más se necesita lo contrario. O sea, confianza, voluntad, acción, creatividad y al menos una mirada más o menos crítica y objetiva de dónde estamos, con qué recursos contamos y por qué.
A mi entender, la mirada ecológica nos ha enriquecido con nuevas perspectivas, consideraciones y responsabilidades. Pero en una actitud entusiasta y a la vez adolescente, las tenemos demasiado focalizadas relegando otros temas sin prestarles debida atención.
Como por ejemplo, preguntarnos cómo puede ser que hace más de 40 años se haya llegado a la Luna, con tecnologías y capacidades inferiores a las actuales. Aventura que ahora nos parece terriblemente difícil, donde siempre se encuentran razones como excusas para no realizarla. Una hipótesis (con detalles algo desactualizados) puede leerse aquí. Hipótesis que por lo menos hace pensar en factores que influyen en nuestra vida actual, porque estamos viviendo sus efectos y resultados.
Para el nómada, siempre en movimiento, es vital saber dónde se pisa y observar el suelo, pero igual de importante es mirar al cielo. En este caso, no es que se trate de llegar a la Luna solamente: tiene que ver con todas las capacidades y posibilidades relacionadas que se puedan aprovechar.
En el pasado, la Luna y las estrellas siempre fueron útiles como recursos para orientarse, medir el tiempo, saber cómo gestionar las cosechas. Gracias a ellos, hoy estamos aquí. 
Está muy bien reconocer a nuestra madre Tierra, también es hora de que levantemos nuestra vista y volvamos a considerar los cielos. Al menos, para darnos cuenta de recursos y posibilidades que ignoramos y nos estamos perdiendo.

4 de abril de 2012

Ir ligero (II): los objetos virtuales

Infoglut, imagen en galería de Glow Defective Soldier


La expresión "ir ligero" hace referencia al peso de lo que llevamos con nosotros: la carga de los objetos materiales atesorados.
Hoy día tenemos, además, objetos virtuales: cuentas de mail, de redes sociales, blogs y/o sitios web más amplios o desarrollados, favoritos-marcadores-RSS referenciando a lo que nos interesa, inmensas cantidades de archivos almacenados, etc. 
Su carga no es el peso, sino el tiempo.
Tiempo para leer, mirar, escuchar, repetir... y para administrar todos esos objetos. 
De hecho, el almacenaje al infinito de estos objetos es la nueva gran industria. Obsérvese que ya no se habla tanto de potencia sino de capacidad: no interesa, en general, que el gadget que use sea más veloz, sí que tenga más memoria para atesorar fotos, archivos, canciones, videos en catarata interminable. Y si no alcanza, Internet llega al rescate ofreciendo almacenar todo exceso de equipaje en la nube del servicio que más nos guste o convenga.
¿Pero de qué sirve almacenar al infinito lo que sea, si después no hay tiempo de disfrutarlo?


Hoy podemos buscar cualquier cosa que queramos en tiempo mínimo gracias a Google, Spotlight, iTunes y futuros clones a medida personal, primero en n discos externos, mañana en memorias de estado sólido en variedad interminable, pasado en nubes personales físicas y/o virtuales. Pero toda esa gestión no ayuda en nada cuando se trata de apreciar una melodía, una escena, una foto bien tomada, un texto con profundo significado.
Menos ayuda cuando nos toca decidir si vale la pena conservar lo que tenemos enfrente o no. Y ni hablemos de poder hacer un resumen o síntesis.
Hemos desarrollado computadoras por más de cincuenta años, buscando velocidad y almacenamiento tendientes a infinito. OK, si no tenemos eso, ya estamos a punto de tenerlo... para terminar aturullados y embotados con más noticias que las que podemos aprehender, más datos que los que podemos abarcar, más música que la que podemos oír, más textos que los que podemos leer, más películas que las que podemos mirar.
La Era de la Información ha llegado para servirnos, pero tan pasada de vueltas que nos supera. Todo un desafío que, hasta ahora, no sabemos ni siquiera cómo encarar, no solo resolver: por ahora, la solución es seguir acumulando y ya se verá más adelante...


En el caso del nómada, es un problema desafiante: el exceso de objetos virtuales es, en palabras de Jacques Attalí, cronófago, cometiempo. Tiempo que sirve para sus proyectos, sus creaciones, sus acciones, sus desplazamientos.
Rendirse a los objetos virtuales es volverse sedentario: detenido, pasivo, disipando energía destinada a la acción-creación. O directamente, destinada al simple hecho de vivir.
Pero a la vez, reducir a cero los objetos virtuales implica desconexión: la imposibilidad de comunicar, de compartir, de dar a la Tribu o de ser nutrido por ella, justamente el entorno que sostiene al nómada y le permite ser como es.
Semejante dicotomía, casi contradicción, apenas está planteada, quizá nunca se resuelva. Es una ola que todo nómada deberá surfear a su manera, atento a las sorprendentes ideas y alternativas que serán ideadas mañana y pasado.


Tal vez tengas alguna que quieras compartir aquí  ^-^

3 de abril de 2012

Estética Nómada

Un nómada tiene una cultura, y una característica de la cultura es una estética.
Tanto la cultura como estética nómadas están en un burbujeante nacimiento y desarrollo, y no tienen definición concreta todavía. Pero este trailer de la película True Skin sirve como un pantallazo-avance de lo que podría llegar a ser:


TRUE SKIN TEASER from H1 on Vimeo.


Aquí vemos una ensalada dinámica en un ambiente urbano, en lo que llamo explosión de opciones
Se pueden ver los nómadas de lujo y los nómadas de miseria, los nómadas virtuales representados por cámaras móviles y robots que se notan dando vueltas por ahí (si no es que los robots son nómadas en sí mismos, en su propio camino...)
Se ve también la conectividad y la portabilidad, electrónica comunicante en una explosión de mensajes y sentidos, incluso insertada en el cuerpo, como se ve en la imagen inicial del trailer.
Todo el conjunto en un contexto que no necesariamente es feliz, sí tan variopinto, cambiante y vivo como el que podemos ver a la vuelta de la esquina de nuestras casas. 
Un mundo no diferente al que vivimos hoy, en donde la estética nómada busca al menos complementarse... y quizá no podamos (por ahora) pedirle más.