29 de febrero de 2016

SINGULARIDADES




En 2009, hace cinco años, en la Revista Próxima Nº 9 publiqué un ensayo llamado SINGULARIDADES.
En él, se exploraba la posibilidad de lo que hoy llamamos Singularidad Tecnológica o Singularidad a secas, tomándola como trampolín para explorar si había algo más allá.

Si querés leer la obra original, la tenés aquí.

A continuación, una versión online más actualizada, segmentada en capítulos:


SINGULARIDADES 1: La Singularidad Tecnológica

SINGULARIDADES 2: La Singularidad Humana






Este tema recién nace, y promete ser inagotable. Cada detalle se ramifica en conceptos e ideas que se multiplican según pasa el tiempo, en relaciones muchas veces sorprendentes, y en especial inesperadas.
¿El desafío de este ensayo? Actualizarlo todo lo posible. Desarrollarlo de manera que termine siendo un cúmulo de puertas abiertas, de trampolines de ideas. Mas la mirada de su autor no alcanza para abarcar un escenario tan vasto, con innumerables derivaciones.

Por eso, también importa tu mirar: en cada capítulo podés dejar comentarios, en una conversación que veremos hasta dónde llegará.

Gracias por Estar aquí, leyendo.

Gracias por Participar, escribiendo.

Y sobre todo, que lo disfrutes.




SINGULARIDADES 6: Conclusiones Finales y Referencias



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Todo este desarrollo que acabás de leer, considera que las Singularidades no solo son inevitables, sino que se encuentran a punto de presentarse a nuestros ojos. Pero esto puede no ser así.
La cuna de la Singularidad Tecnológica, de Internet y la Singularidad Humana que puede posibilitar, hoy es el mundo desarrollado: Estados Unidos, Europa, Japón. Desde hace quince años al menos, este mundo desarrollado está en crisis sucesiva, algunos dicen que acelerada. Y unos pocos tienen la osadía de mencionar la palabra decadencia.
Al mismo tiempo, nos encontramos al borde de una crisis general de recursos, aunque ahora en 2016 los precios del petróleo han caído y las multinacionales mineras temen quebrar, pues extraer minerales ya no parece rentable.
Sigue existiendo una escasez creciente de minerales raros pero vitales, la degradación acelerada de tierras de cultivo.
Y por sobre todas las cosas, reina una falta total de estabilidad económica que brinde tranquilidad. Que repercute en resonancia con las crisis políticas que se desatan periódicamente.
Los Mercados Financieros siguen moviéndose como si buscaran su Singularidad, mas esa gesta ya se comió la estabilidad socioeconómica de las naciones, y ahora se paga con inflación y desempleo.
Súmese a esto el Cambio Climático, pero también el cambio económico, político y social que todas estas variables están potenciando y provocando.
Las Singularidades, aún no nacidas, corren contra el tiempo. Si nuestra Civilización no consigue contener las cuestiones mencionadas (¡y muchas más!) antes de su nacimiento, posiblemente no las veamos jamás. Una palabra cada vez más repetida respecto a nuestra situación, aunque se busque mencionarla poco, es colapso. Si nuestra Civilización sufriera un colapso de cualquier tipo (económico, energético, ecológico, alimentario, médico, político, incluso una guerra nuclear a diversa escala) podría enfrentarse a un derrumbe catastrófico que haría inevitable su desaparición.

Por supuesto, está la posibilidad de que estemos frente a un estadio temporal. Aún si el mundo desarrollado dejara de serlo, con potencias como China, India, quizá Brasil la Humanidad seguiría adelante, en todo caso las Singularidades se retrasarían debido a los cambios. Lo mismo se podría aplicar frente a todas las otras dificultades, posiblemente resueltas de maneras aún no imaginadas.
Pero también pueden existir límites. Por ejemplo, no sabemos si las máquinas inteligentes son posibles realmente, menos aún las máquinas superinteligentes. Creemos que sí en función de proyecciones de nuestros desarrollos actuales, que hasta ahora no se han topado con barreras infranqueables. Quizá haya un límite a la complejidad de diseño, o no se pueda comprender al cerebro humano tanto como esperamos o necesitemos, y la creación de esas entidades se nos escape siempre de las manos. Puede existir un límite a la complejidad de comunicación que Internet pueda brindar, y la Conciencia Global (con su Singularidad Humana) apenas llegue a un tosco borrador parcial, sin aspirar ni lograr todo lo que podamos imaginar para ella.
No nos podemos olvidar de la posible aparición de elementos o procesos imprevisibles, no considerados, que echen por tierra todas nuestras proyecciones. En su primera década, el siglo XXI nos dio muchas pruebas de ello: la crisis del 2001 en Argentina, el atentado a las Torres Gemelas, la crisis financiera global, la crisis energética, el huracán Katrina y los tsunamis, revueltas violentas en Europa, la crisis política en el mundo árabe, el terrorismo y la crisis de refugiados y la lista parece no terminar…
Incluso existe la estremecedora posibilidad de que lleguemos al estadio de Singularidad, y que termine siendo sinónimo de colapso, por razones que no entenderemos hasta que las suframos. O al revés: que lo que llamamos Singularidad termine siendo otra cosa y nada volcado en todas estas páginas sea válido, siquiera útil.

Aún así, en cualquier caso, ya sea positivo, negativo o neutro, hay una realidad, aquí, ahora.
Sucedan todos estos hechos o no, nos afectarán a nosotros. No es algo para nuestros hijos, nietos o bisnietos, de manera que podamos decir “ya se las arreglarán”.
Todo lo que hagamos al respecto, y no hagamos al respecto, repercutirá por más pequeño que sea en el proceso total y el feedback nos lanzará el resultado en nuestra propia cara. No hay escapatoria, ni apelación ante ningún Juez. De nada servirá mirar hacia otro lado, o negarse siquiera a ver. Lo mismo para actuar, y para hacerse cargo.
Solo estamos nosotros mismos.
Y de nosotros depende.


© Jorge Korzan



REFERENCIAS

Sobre Singularidad Tecnológica y Raymond Kurzweil:



Sobre Kevin Kelly y su visión de Internet:

Obras de Ciencia Ficción consideradas:

La Edad de Oro, de John C. Wright
publicada en tres tomos en español:
La Edad de Oro
Fénix Exultante
La Trascendencia Dorada

El Río de los Dioses, de Ian McDonald

Ciudad Permutación y Diáspora, de Greg Egan
y otras obras del mismo autor:
Aprendiendo a ser Yo (cuento)
Alfombras de Wang (relato)
Oceanico, compilación
(en particular las novelas cortas Oráculo y Singleton)



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SINGULARIDADES 5: La SuperSingularidad o Singularidad de Pensamiento



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Ante la Singularidad Tecnológica, la Singularidad Humana y la AntiSingularidad forzosamente tendremos que adaptarnos, por propia iniciativa o arrastrados por las circunstancias que las Singularidades originen.
Ya sea por cambios que nosotros provoquemos o no, las Singularidades generarán feedbacks que influirán sobre nosotros, repitiendo y acelerando este proceso una y otra vez.
Tras leer los artículos anteriores, en este punto podemos preguntar no solo si la Humanidad podrá vivir en este entorno, o siquiera sobrevivir, sino simplemente existir. Según Raymond Kurzweil y el Transhumanismo, la solución pasa por cambiar de estado. La propuesta es dejar el formato biológico del cuerpo y del cerebro, pasando a reemplazos tecnológicos, más eficientes, confiables y perfeccionables. O mejor, sintetizar nuestra mente en un entorno de software puro, transformarnos en una suerte de espíritus digitales que podrían interactuar con el universo físico mediante diversas tecnologías, como se puede ver en varios cuentos y novelas de Greg Egan. En palabras del propio Kurzweil, integrarnos con las máquinas superinteligentes y ser una entidad superinteligente más, con lo que nuestra capacidad de adaptación quedaría asegurada.
Pero pese a los creyentes en las máquinas superinteligentes, lo más probable es que ellas terminen planteándose igual desafío que nosotros, solo que a distinto nivel. Como vimos por la naturaleza de la AntiSingularidad que enfrentarán, posiblemente encaren ese desafío antes que nosotros. Confiamos en que su superinteligencia sea garantía de éxito, pero sobre eso no tenemos seguridad alguna.
En este escenario que consideramos, tanto seres humanos como máquinas están igual de limitados. Y cuando las Singularidades tiendan a infinito más allá de toda comprensión, serán reducidos a la nada.
¿Cómo afrontar esto?
Todo lo que hemos conseguido y desarrollado ha sido en base a una forma de pensar. Frente a escenarios dados por la naciente Singularidad Tecnológica, es evidente que nuestra forma de pensar actual está llegando a un límite, y le cuesta avanzar más allá de ciertos puntos, en particular ante problemas de gran escala como la economía, la política, la ecología, la pobreza en el mundo, las pautas sociales en continuo cambio, etc.

Hoy estamos desarrollando, descubriendo y evaluando nuevas formas de acción, nuevas normas de conducta y nuevas pautas de análisis, de la mano de los emprendedores que generan novedades en internet y todas sus tecnologías asociadas.
Aunque no lo tengamos conscientemente analizado, lo sabemos. Y por esta razón, a esta clase de personas ahora las elevamos al nivel de brillantes estrellas.
Kurzweil es un emprendedor tecnológico aparte de pensador y divulgador, conocido por el sintetizador musical que lleva su apellido, por ser uno de los padres del OCR que nos permite escanear textos, y otros desarrollos. Otros señalan a personajes mucho más conocidos como Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Richard Branson o Elon Musk en lo referente a influencia empresarial y social. Es muy probable que aparezcan más personalidades de este tenor, y se le termine dando al emprendedurismo tecnológico una importancia que hoy apenas podemos sospechar.
Mas, como todo en lo relativo al Ser Humano, hablamos de enfoques parciales. El emprendedurismo tecnológico apunta al Futuro pero no es la garantía de futuro (por más que se la venda con todo éxito en los próximos años), es solo una garantía, y hay otras.
Tiene que ser así. Por la sencilla razón de que el emprendedurismo, por más que fomente y genere una Singularidad, es y será limitado frente a ella, incluso con la probabilidad de ser devorado por su propia creación ¿cómo es esto?

El emprendedor es una figura desarrollada en una cultura capitalista de consumo a gran escala, donde un valor importante es la diferencia: de capital, recursos, iniciativa, estilo, habilidades, poder y fama. Esto se puede apreciar en los Medios, mas es esencial en redes sociales como Twitter, donde estos patrones influyen en los niveles de comunicación entre gente que es seguidora (consume mensajes) y otra gente que es seguida (genera mensajes e influye en los temas a tratar, incluso creándolos).
Ahora bien, cuando las Singularidades despeguen e impongan cambios cada vez más acelerados, en particular si son positivos, un efecto que podemos esperar ver es que entre seres humanos las diferencias se irán diluyendo. Las tecnologías se vuelven exponenciales, y en ese tenor son cada vez más baratas. Podemos sospechar que a futuro los recursos también serán cada vez más baratos, no solo tendiendo, sino también llegando a valer prácticamente cero: ser gratis como el aire que respiramos.
Lo que prometen las Singularidades es, ante todo, la Abundancia: una edad de oro de riqueza material, donde todo puede ser posible. En ese escenario ideal, ideas como capital, recursos, habilidades se esfumarán, cualquiera dispondrá de ellas cuando se le de la gana.
Seguirían habiendo otras diferencias, como la de la iniciativa, hasta que impongan su supremacía las máquinas superinteligentes: en ese momento, sino antes, podemos aventurar que la figura del emprendedor se reducirá hasta desaparecer, su influencia será cero.
Con este ejemplo podemos observar que quizás convenga enfocarse en alternativas como la filosofía, la psicología, el arte. Cuando la Singularidad Tecnológica se dispare, tanto ciencia como tecnología tendrán vida propia más allá de nosotros, que como seres humanos podremos concentrarnos en estudiar y desarrollar nuestras características humanas. Muy posiblemente esto, más que otra cosa, sea la base de la Singularidad Humana.
Y el fruto de estos desarrollos combinados será, necesariamente, una nueva forma de pensar, que se expresará en nuevas pautas de conducta y expresión. Porque toda la revolución que hemos visto con la Singularidad Humana no será posible sin ella.

Es posible imaginar a esta forma de pensar (independientemente de cómo sea y se presente) creciendo y evolucionando en feedback con las mutaciones cerebrales que pueden ocurrir, la Conciencia Global que se llegue a generar, incluso con el aporte de las máquinas superinteligentes que a su modo la adoptarán, al menos para interactuar con nosotros. Un feedback en evolución, en crecimiento, con complejidad acelerada y tendiente a infinito, por tener que considerar a todas las Singularidades ya vistas como campo de estudio, desarrollo y uso.
Nuevamente, podemos decir que tenemos una Singularidad. Una Singularidad que se relaciona, incluso dirige a las otras tres y las opera, planteando en todo momento la razón y sentido de todo el conjunto para poderlo entender, aceptar, manejar y/o contener. Una Singularidad que nos permite adaptarnos independientemente de nuestra condición y limitación. Podemos denominarla Singularidad del Pensamiento o bien SuperSingularidad, ya que en algún punto estamos hablando de una Singularidad de orden superior.
Tres autores de Ciencia Ficción se aventuraron a esbozar una entidad así: Olaf Stapledon en Hacedor de Estrellas, David Brin en Tierra John C.Wright en La Edad de Oro. Wright denomina a esta Singularidad como Trascendencia, una entidad autoconsciente de proporciones divinas, fusión y síntesis de todas y cada una de las personas, máquinas y entidades de cualquier tipo o escala existentes.
Profundizar en lo que la SuperSingularidad podría ser implica considerar detalles prácticamente de orden filosófico y teológico profundos, y su mero esbozo es para un libro y no un simple artículo. Mas podemos bosquejar algunos patrones que posiblemente siga, que aparecen entre líneas a lo largo de este artículo, y que están en desarrollo ahora mismo:

  1. La noción de escala, tanto en lo infinitamente grande como infinitamente pequeño, en ambos casos más allá de la escala humana. Nuestras investigaciones se enfocan en lo subatómico y celular, y nuestros problemas de cualquier orden se están volviendo de tamaño planetario.
  2. El concepto de recurso, que todavía consideramos sinónimo de dinero, pero que en muchos casos se relaciona con energía, espacio, capacidades, conocimientos y tiempo. Cualquier cosa o entidad puede ser recurso para una determinada tarea, si se sabe cómo.
  3. Las ideas de red, complejidad y simultaneidad: un abandono de la sencillez ofrecida por Newton y Descartes (con procesos simples y discretos) por análisis de procesos complejos, dinámicos, con muchas causas y efectos y que ocurren todas a la vez.
  4. Un replanteo de lo que significa ser persona, tanto a nivel psicológico como social, en su sentir, pensar, relacionarse y actuar. Esto fomentará nuevas pautas de conducta, una nueva ética y moral, y un renacer de la Filosofía, Política y Arte a diverso nivel.

Y también, si se quiere, ensayar y adoptar una Mirada Poética, pues


No solo es
Singularidad de Pensamiento,
tambien será
Singularidad de Sentimiento.

Mas allá de lo que permita
Soñar, Crear, Vivir y Actuar
no llegará a nada
sin Comprender y Ayudar,
sin Cuidar y Respetar.

Será en sí misma
Singularidad de Amar.




>>> SINGULARIDADES 6: Conclusiones Finales y Referencias



SINGULARIDADES 4: La AntiSingularidad o ContraSingularidad



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Hasta aquí todo impresionante ¿verdad? Pero ahora pongamos algunos paños de agua fría sobre nuestras cabezas afiebradas.
En el universo matemático existen curvas exponenciales, entendemos que en los agujeros negros hay singularidades físicas, pero en el resto del Universo real esto implicaría procesos o eventos equivalentes. Y la realidad es que no existen, o mejor dicho, pueden tomar desarrollos exponenciales por cierto período, para luego cambiar hacia otro estado.
Un ejemplo que todos vivimos es la niñez y pubertad. El desarrollo de un bebé recién nacido hasta los 3-4 años puede considerarse como exponencial, así como el crecimiento explosivo de la adolescencia. Pero al llegar a la adultez este crecimiento se degrada, derivando en la vejez.
En la Naturaleza los crecimientos exponenciales son inestables, y su resultado final es de colapso, como puede apreciarse en una supernova o un cáncer. Podríamos decir, aunque no entendemos cómo, que de alguna forma los procesos exponenciales son contenidos de manera que resulten útiles durante cierto intervalo ¿pero esto es solo para evitar colapsos destructivos?
No podemos definir todavía qué es la Vida, pero podemos decir que es un proceso dinámico en muchos sentidos, que aprovecha y a la vez combate la entropía: el desgaste y freno de todo proceso físico, químico y en especial informacional. La entropía es caos y desorden en cualquier factor, mientras que todo proceso viviente requiere cierto orden estable y continuado, sin el cual no puede existir. Mientras se mantenga un equilibrio, mientras la Vida se mantenga en esa eterna cuerda floja, perdurará; pero al menor desequilibrio la entropía siempre gana.
Cualquier Singularidad, prácticamente por definición, es un proceso tan vasto y en especial complejo que puede ser considerado como un proceso viviente. Y en ese sentido también está sujeta a esa tensión frente a la entropía. Lo interesante aquí sería ver dónde se producen el desorden, el caos: el término más adecuado para definirlo como un todo es conflicto.
En la Singularidad Humana, donde ante todo hablamos de seres humanos únicos y complejos en sí mismos, probablemente sujetos a una mutación a gran escala y acelerada, y/o relacionados de forma más compleja aún, en formas dinámicas y no ordenadas, siempre la posibilidad de conflicto estará presente: forma parte de todo entramado social. Esto lo vemos en la vida cotidiana de cada uno de nosotros, puede verse documentado en la Historia. Y en la Historia, muchas veces, hemos visto guerras, depresiones económicas y derrumbe de civilizaciones producidos, esencialmente, por conflictos mal contenidos propagados a alta velocidad, incluso exponencialmente.

Podemos señalar que cuanto más compleja y desarrollada sea una Singularidad, más crecerán sus posibilidades de conflicto. Cada hecho, cada relación incluirá conflicto, al menos en forma potencial.
Y puede darse la posibilidad de que el crecimiento exponencial del conflicto sea mayor que el de la Singularidad misma, desafío ineludible frente al cual la alternativa es colapso y/o desaparición.
Siendo el conflicto dependiente de la Singularidad, es lógico suponer que su crecimiento y desarrollo compartirá los mismos patrones y características. Lo que equivale a decir que es otra Singularidad, que podemos denominar AntiSingularidad o ContraSingularidad, el equilibrio entrópico de la Singularidad misma.

En este punto, los fans de la Singularidad Tecnológica bien pueden replicar que lo descrito es aplicable a la Singularidad Humana, que por incluir seres humanos caóticos e imperfectos de por sí también incluyen conflicto, pero que en el caso de la Singularidad Tecnológica no sería así por tratarse de un proceso básicamente ordenado, que al llegar al estadio de las máquinas superinteligentes podría considerarse ordenado del todo, sin posibilidad de conflicto alguno.
Lamentablemente para ellos, hay razones para poner esto en duda.
En primer lugar, la Singularidad Tecnológica está y estará en relación con la Singularidad Humana. Podrá ser ordenada y perfecta, pero aún en forma pasiva participará en toda relación perteneciente a la Singularidad Humana, siendo canal de conflicto, incluso maximizándolo. Podemos imaginar que actúe como regulador de conflictos: eso implica otra relación que también incluirá conflictos, ya que ninguna regulación es perfecta.
La Singularidad Tecnológica podría decidir escindirse de la Singularidad Humana, ya que esta es canal de conflicto potencialmente destructivo. En ese caso podemos imaginar a las máquinas superinteligentes abandonando a los seres humanos, o bien decididas a aniquilarlos, en cualquiera de los casos borrando el problema. Aquí estamos citando un tema muy explorado en la Ciencia Ficción, en especial en el Cine con obras como las sagas Terminator Matrix, posiblemente en muchas más en el futuro. Como puede verse de inmediato, ambas posturas son relaciones que también implican conflicto.

Pero, en segundo lugar, hay algo peor para las máquinas que sus relaciones con la terrible Singularidad Humana.
Imaginar una máquina inteligente, incluso una máquina superinteligente, aunque sea algo ininteligible para nosotros, limitados seres humanos, implica algo que conocemos muy bien.
Como podemos ver en nosotros mismos, una entidad compleja suficientemente capaz de pensar, actuar y luego posiblemente decidir qué hacer en ambientes versátiles y complejos, termina desarrollando una personalidad, se vuelve persona. Por lo menos esto implica tener un yo, un sentido de identidad frente a otras entidades diferenciadas. Podríamos decir que toma conciencia de si misma, sin entrar en disquisiciones no resueltas acerca de qué denominamos como conciencia. Pero solo con esto, tenemos una entidad con capacidad de elección, con libre albedrío.
Multiplíquese esto por la cantidad de máquinas que queramos. El orden impoluto de la Singularidad Tecnológica se va al demonio de su propia AntiSingularidad.
Cuando las máquinas sean inteligentes se volverán personas aún en sus propios términos, lo que generará conflicto entre ellas. Y cuando sean superinteligentes, la cosa empeorará. Siendo más perfectas (rápidas, complejas) que los seres humanos, los conflictos entre ellas se multiplicarán más rápido y de forma mucho más compleja, con lo que su AntiSingularidad crecerá más que en el caso de la Singularidad Humana.

Bien podríamos imaginar que en este escenario, las máquinas desarrollarían envidia al vernos a nosotros, que como criaturas limitadas también tenemos nuestros conflictos acotados en algún punto, sin llegar a niveles que para ellas podrían ser inmanejables. Y quién sabe si al final, las máquinas superinteligentes decidieran que no pueden vivir sin nuestra ayuda, porque serían los seres humanos quienes posibiliten que se regulen ellas entre sí de alguna forma, y no al revés.

Más allá de este punto, solo podemos especular. Apenas somos capaces de evaluar la Singularidad Tecnológica, vislumbrar la Singularidad Humana, considerar la AntiSingularidad. Nos supera intentar imaginar cómo las Singularidades Tecnológica y Humana querrán contener a la AntiSingularidad que ellas mismas generarán.

Pero estamos en condiciones de plantear una Singularidad más, indispensable para poder entender y convivir con las tres que ya mencionamos.


>>> SINGULARIDADES 5: La SuperSingularidad o Singularidad de Pensamiento